Y dice la historia

Oyarzún apareció en Ñublense en junio de 1978, despedido de Universidad de Chile. Ya el día de la presentación, en el camarín, nos impresionó bastante. Se tiró arriba de la camilla, me acuerdo que en posición de yoga, empezó a mirarnos y, de repente, me dice: -¡Cerendero!: ¿cuánto crees que vales en este momento?... Te hago la pregunta porque el año pasado te quise llevar a Concepción y fue imposible. Era un precio inalcanzable. El equipo está al fondo de la tabla, por lo tanto, todos están desvalorizados y la única forma de volver a valorizarse es que esto mejore. ¿Cómo mejora esto? Con trabajo.
Y así le fue preguntando a todos. Al ‘Negro’ Salazar, a Sergio Aballay, a Leonardo Montenegro, al argentino Oscar Roberto Muñoz, a ‘Panchito’ Cuevas, al chico Salinas... Después de eso llamo al utilero y le dijo que juntara toda la ropa de entrenamiento. "Quémeme todo eso", ordenó. Y agregó: "El tipo que entra a un rectángulo es un dios y no puede andar vestido así. Por eso, en forma inmediata voy a solicitar tres tenidas de ropa de entrenamiento. Y serán de primera". Llegaron una amarilla, otra roja y otra verde. Todas Adidas. La siguiente sorpresa: el día de almuerzo previo a cada partido. Durante muchos años fue típico de los futbolistas la entrada de jamón con quesillo, la sopita y el arroz o puré con carne. Postre, duraznos al jugo; gaseosa; a veces un vasito de vino.... En el caso de él, una taza de jugo de carne y después un plato así de tallarines (abre sus manos) con queso derretido. De postre, una fuente con cuatro trozos: dos de gelatina con fruta y dos de leche asada. Y como éramos cuatro en cada mesa, empezamos a discutir quién se comía la gelatina y quién la leche. Estábamos en eso y el hombre de repente paro las antenas y llegó a nuestra mesa. Le explicamos y llamó al mozo: “señor, yo le he solicitado una fuente por persona”.
Llegamos al camarín antes del partido y nos dijo: -Señores, antes de entrar de lleno a la parte futbolística les voy a dar una explicación acerca del almuerzo que han tenido hoy. Si durante toda la semana les estoy exigiendo, sería tonto de mi parte echarle a mi auto de carrera una bencina corriente; lo que les he dado de comer ya los hizo ir al baño; el organismo ya tomo lo que necesitaba y el resto lo boto. Lo mejor, la bencina especial, en este caso son los hidratos de carbono. Así el organismo no se gasta en moler carne y no anden hinchados.
El día del debut, en el precalentamiento fuera del camarín el tipo se nos acerco. -Señores, llego la hora en la que ustedes tienen que convertirse en unos gladiadores porque en su tiempo no existían los segundos lugares. Nos saco por el túnel y de repente asomo solamente la cabeza y dijo que hiciéramos lo mismo. Ya estaba Aviación en la cancha. “Esa gente que esta allá -y los indico- nos viene a quitar el pan y no podemos permitir eso en nuestra casa, así es que vamos a pasarlos por arriba...” Esa vez ganamos 1-0. Y antes del partido con la ‘U’, en Chillan estuvo lloviendo todo el santo día y no entrenamos. Yo estaba acostado en mi casa viendo televisión y como a las 7 de la tarde me dieron ganas de ir a la casa de Nelson, que estaba cerca. Cuando llegue, me hizo subir al tiro.-Mario, he tratado todo el día de comunicarme telepáticamente contigo y por fin lo he logrado. Siéntate.Se sienta al borde de la cama y me dice:-¿Estas consciente contra quien jugamos mañana?“Sí”, le dije, “contra la ‘U’, pero nos hemos entrenado bien”.-¿Pero estas realmente consciente contra quien jugamos? Mira, tu, yo, (Leonardo) Montenegro, (Patricio) Bonhome, somos gente de la ‘U’ y mañana tenemos que demostrarle a esos maricones que nos echaron que están equivocados. Por eso, lo que te pido es que ahora me recorras la casa de Leonardo, de Bonhome y de los que han pasado por la ‘U’ y les digas que mañana tenemos una posibilidad de desquitarnos, de demostrarles que estaban equivocados...Nueva victoria de Ñublense por 1-0 (gol de Montenegro). Los mismos jugadores de la 'U' terminaron abrazando a Nelson'
Su muerte... eso fue el 10 de septiembre, justo el día en que recibíamos a Colo Colo. Recuerdo que a las 9 de la mañana me mandó a buscar al hotel donde estábamos concentrados, pero el doctor le dijo a la enfermera que mejor no me diera el mensaje. A las 10 de la mañana, nos avisan que había muerto, Yo voy al hospital y había total consternación. La primera posibilidad era suspender el partido. Cuando llego al hospital, me llama la enfermera de cabecera y me dice:-Le tengo un recado. Lo esperó hasta último momento y me pidió que le dijera que por favor, el mejor homenaje que le pueden rendir es jugar el partido y que lo ganen.
Le conté al presidente del club, don Pedro Guzmán. "Ok", me dice, vamos a jugar".
Ese día nos vestimos muy cabizbajos, pero cuando saltamos a la cancha nos salió lo del gladiador. Y le ganamos 2-1 a Colo Colo.Mario Cerendero, capitán de Ñublense ‘78, relató, dos décadas después, la historia final de Oyarzún.